“EL AMOR”
Si
hablo las lenguas de los hombres y aun de los ángeles, pero no tengo amor, no
soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Y si tengo el
don de profecía, y entiendo todos los designios secretos de Dios, y sé todas
las cosas, y si tengo la fe necesaria para mover montañas, pero no tengo amor,
no soy nada. Y si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y aun si entrego
mi propio cuerpo para tener de qué enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada
me sirve.
Tener amor es saber soportar; es ser
bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni
guardar rencor; es no alegrarse de las
injusticias, sino de la verdad. Tener
amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo.
El amor jamás dejará de existir. Un día el don
de profecía terminará, y ya no se hablará en lenguas, ni serán necesarios los
conocimientos. Porque los conocimientos y la profecía son cosas imperfectas,
que llegarán a su fin cuando venga lo que es perfecto.
Cuando
yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero al hacerme hombre,
dejé atrás lo que era propio de un niño. Ahora vemos de manera indirecta, como
en un espejo, y borrosamente; pero un día veremos cara a cara. Mi conocimiento
es ahora imperfecto, pero un día conoceré a Dios como él me ha conocido siempre
a mí.
Tres
cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor; pero la más
importante de las tres es EL AMOR.
Pablo de Tarso
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