“No améis al mundo, ni las
cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está
en él. (1 Juan 2:15)”
La sociedad contemporánea
vive pensando continuamente en el dinero, esto ha provocado que las personas
pierdan de vista las cosas que realmente son importantes, aquellos pequeños
detalles que dejaron de asombrarnos, todo lo que realmente tiene valor y que
perdimos de vista con el paso de los años. De pronto dejamos de ser niños y
todo alrededor comienza a tornarse complicado; preocupaciones, enojos, tristeza
y decepción; la inocencia quedó en el olvido. El escritor de Hebreos nos
recuerda“Sean sus costumbres sin avaricia, contentos con lo
que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré”. (Hebreos 13:5)
Todo el mal que en este mundo
prevalece tiene un origen; en las Sagradas Escrituras y específicamente en el
evangelio de Lucas está plasmado quién es el autor de la maldad, quién controla
los malos pensamientos de las personas y quién reina ahora en esta tierra: “Y
le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos
de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria
de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú
postrado me adorares, todos serán tuyos.”(Lucas 4:5-7),el autor de la maldad
tentó a Jesús, pero nunca logro su objetivo; en el tiempo que nuestro Salvador
estuvo en este mundo cada día tuvo victoria sobre el mal.
"Satanás,
habiendo inventado las religiones falsas, vuelve a los hombres del camino al
cielo y los guía hacia el camino de la destrucción. Este camino parece plano y
espacioso, lleno de los deleites de las flores y los frutos. Satanás coloca
todas estas cosas en el camino, las cosas estimadas como buenas en este mundo:
la riqueza, la honra, la diversión, el placer, y todas las demás seducciones.
Pero escondidos entre estas cosas vemos también la injusticia, la crueldad, el
orgullo, la lascivia, las contenciones, la ignorancia, las mentiras, la necedad
y otros vicios. El fin de este camino es lo siguiente: Cuando hayan avanzado
tanto que no pueden volver, el camino se desaparece junto con todos sus
deleites. Esto sucede sin advertencia de manera que nadie puede prever el
engaño del camino antes de caer en el abismo. Por contraste, el camino al cielo
parece muy dificultoso y montañoso, lleno de espinos y cubierto de piedras
dentadas. Por eso, todos los que andan en él tienen que usar mucho cuidado para
guardarse de no caer. En este camino Dios ha colocado la justicia, la abnegación,
la paciencia, la fe, la pureza, el dominio propio, la paz, el conocimiento, la
verdad, la sabiduría, y otras virtudes más. Pero estas virtudes van acompañadas
de la pobreza, la humildad, los trabajos, los sufrimientos y muchas penas y
pruebas. Porque el que tiene una esperanza para el porvenir, el que ha escogido
las cosas mejores, será privado de los bienes terrenales. Por llevar él poco
equipo y estar libre de las distracciones, él puede vencer las dificultades en
el camino. Porque es imposible que el rico encuentre este camino, o que
persevere en él, ya que se ha rodeado de las ostentaciones reales, o se ha
cargado de las riquezas”. Lactancio
(304-313 d.C.)
Los primeros cristianos
creían que las cosas de este mundo no perduran y traen consigo condenación
eterna. En contraste con las cosas de Dios que enriquecen el alma del ser
humano, el goce terrenal únicamente trae consigo una falsa felicidad,
disfrazada de deleites engañosos que ciegan al hombre y lo llevan a la
perdición. "Porque por esta causa le es imposible al hombre alcanzar la
felicidad, puesto que invitan a los temores de los hombres, prefiriendo el goce
de este mundo a la promesa de la vida venidera. Porque no saben cuán gran
tormento acarrea el goce de aquí, y el deleite que proporciona la promesa de lo
venidero”. Segunda de Clemente (150 d.C.)
¿Qué son las cosas que están en el mundo?
Las cosas que están en el
mundo es todo aquello que nos impide valorar lo realmente importante.Las cosas
materiales han venido a cegar a la sociedad, invenciones del hombre que están
destruyendo al mismo ser humano, avances tecnológicos que mantienen a las
personas controladas, pensando únicamente en satisfacer necesidades banales. La
televisión y lo que en ella se muestra es uno de los principales instrumentos
que aportan a lo anteriormente mencionado, “las telenovelas” por ejemplo, mostrando
un falso modo de vivir, pregonando que lo más importante en la vida es el
dinero, el vestido costoso, el “galán” con automóvil último modelo, y una
mansión lujosa, promoviendo el miedo a vivir humildemente, con relación a esto
exclama el Apóstol: “porque todo lo que
hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la
vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”.(1 Juan2:16)
Imagine todo el daño que provoca a las personas los mensajes que la “tele”
proyecta: violencia, consumismo, adulterio, vicios, estrés, etc. "Las cosas
verdaderas deben ser preferidas a la falsas; las cosas eternas, a aquellas que
son temporales; las cosas útiles, a aquellas que son agradables. Que nada sea
agradable a la vista, sino aquello que sea hecho con piedad y justicia. Que
nada sea agradable a los oídos, sino aquello que abriga el alma y te hace un
hombre mejor… Pues el que escoge las cosas temporales, no alcanzará las
eternas. Y el que prefiere las cosas terrenales, no obtendrá las celestiales”. Lactancio (304-313 d.C.)
Pero hay algo aun más
importante que la sociedad actual ha olvidado, y es que ha dejado atrás a Dios
y su Palabra, la voluntad de los hombres ha pasado a ser más importante que la
voluntad del Creador, la prioridad ya no es lo espiritual, sino lo superficial.Posiblemente
esto suene trillado, como un mensaje pasado de moda, pero Dios, Creador del
mundo nunca ha pasado de moda, siempre ha estado presente alrededor de
nosotros; le hemos dado la espalda a sus enseñanzas, el egoísmo se apodera del
hombre cada vez más, sólo piensa en sí mismo, no quiere dar cuentas a nadie y
pretende llevar el control de su vida, no tomando en cuenta que sus acciones algún
día serán motivo de juicio. Todo esto “nos
enseña también a ser suficientes a nosotros mismos, a no apreciar lo
innecesario y a llevar la clase de vida sencilla y libre de preocupaciones que
conviene al viajero que quiere llegar a la vida eterna y feliz, y nos enseña
que cada uno de nosotros debe ser la despensa de sus provisiones: “No se
preocupen por el día de mañana.” El que se ha comprometido a seguir a Cristo,
debe elegir una vida sencilla, sin necesidad de servidores, y vivir el día.
Porque no somos educados para la guerra, sino para la paz”. Clemente de
Alejandría (195 d.C.)
El camino verdadero
El camino de la verdad no
es fácil, es todo lo contrario a todas las comodidades que este mundo ofrece,
pero es importante recordad que nada en esta tierra permanece, todo lo que
existe aquí perece. Caminar contra la corriente de lo mundano traerá muchos
obstáculos, el mal querrá impedir el
avance de los que quieren caminar obedeciendo a Dios, pero hay una promesa de
vida eterna y un ejemplo a seguir, la victoria que Jesús vino a obtener a este
mundo venciendo al mal. “En el mundo tendréis aflicción pero confiad, yo he
vencido al mundo”. (Juan 16:33). Es
nuestra decisión seguir viviendo conforme a las concupiscencias terrenales y
deseos vánales o poner nuestra visión en las promesas de nuestro Padre y
caminar confiando en Él, solo así vendrá la bendición de su mano generosa sobre
nosotros. Al respecto Lactancio (304-313 d.C.) escribió "El que escoge vivir bien en la eternidad, vivirá en la
incomodidad aquí. Será oprimido por muchas clases de problemas y cargos
mientras viva en el mundo, para que en el fin reciba la consolación divina y
celestial. De la otra manera, el que escoge vivir bien aquí, sufrirá en la
eternidad.”
Y también,
escribió Tertuliano:"Si alguien se encuentra turbado por la pérdida de los
bienes materiales, le aconsejamos con múltiples lugares de la Sagrada Escritura
a despreciar el siglo. No puede encontrarse mejor exhortación al desprendimiento
de las riquezas que el ejemplo de Jesucristo, que no poseyó ningún bien
temporal. Siempre defendió a los pobres y condenó a los ricos. Inspirándonos el
despego de los bienes de este mundo, nos exhorta a la paciencia, demostrándonos
que si despreciamos las riquezas no debemos apurarnos de perderlas. De ninguna
manera hemos de codiciarlas, pues el Señor no estuvo apegado a ellas, y si
disminuyen o llegamos a perderlas totalmente, hemos de soportarlo con paz”. (197
d.C.)
¿Qué es lo realmente importante?
Recordemos las cosas que
realmente son importantes, reflexionemos un poco acerca de lo que Dios nos
quiere enseñar, emprendamos un nuevo camino en el que ahora Jesús vaya delante
de nosotros mostrándonos la vida que a Él agrada y que nos convertirá en sus
fieles servidores, despreocupados por lo material, y dedicados a entregar la
vida a los demás; hoy es tiempo de buscar descanso en la palabra del Señor,
“deja ya tus cargas” y todo aquello que del mundo te preocupa, comienza a vivir
para alimentar tu espíritu y ya no mires atrás."No permitas tampoco que esto turbe tu mente,
al ver que los impíos poseen riquezas, y los siervos de
Dios sufren. Tengamos fe, hermanos y hermanas. Estamos militando en las filas
de un Dios vivo; y recibimos entrenamiento en la vida presente, para que
podamos ser coronados en la futura. Ningún justo ha recogido el fruto
rápidamente, sino que ha esperado que le llegue. Porque si Dios hubiera dado la
recompensa de los justos inmediatamente, entonces nuestro entrenamiento habría
sido un pago constante y sonante, no un entrenamiento en la piedad; porque no
habríamos sido justos yendo en pos de lo que es piadoso, sino de las ganancias.
Y por esta causa el juicio divino alcanza al espíritu que no es justo, y lo llena
de cadenas”. Segunda de Clemente
(150 d.C.)
"Teniendo,
pues, esperanza de la vida eterna, despreciamos las cosas de la vida presente y
aun los placeres del alma”. Atenágoras (175 d.C.)nunca olvidemos que "La mejor riqueza es la pobreza de deseo y el verdadero orgullo no
consiste en vanagloriarse de las riquezas, sino en despreciarlas”. Clemente de
Alejandría (195 d.C.)porque“el mundo pasa, y sus
deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. (1 Juan
2:17)
Que Dios bendiga Sus Palabras y les de entendimiento: Pedro Santos